viernes, 22 de abril de 2011

Pieles sensibles.

La piel es, seguramente, una de las características físicas más importantes de los individuos, ya que ésta posee tanto la función de protegernos como de presentar una imagen agradable a la vista. Pero la dermis no es similar en todas las personas. La hipersensibilidad en algunas personas o piel sensible és capaz de reaccionar a distintos estímulos como si se provocara algún tipo de alergia, por ende su cuidado su estricto cuidado es más que necesario. Existen tres tipos de sensibilidad que caracterizan a esta piel: la sensibilidad inducida, la sensibilidad hereditaria y la sensibilidad idiomática.

La primera es la que sufre la piel pero no es una característica natural propia de ésta sino que termina siéndolo por influencia de agentes externos tales como tratamientos cosméticos inadecuados, peelings a láser u otros.

Muchas otras veces este tipo de sensibilización se genera por motivos internos, es decir, ingesta de ciertos medicamentos o algún malfuncionamiento endocrino.

La sensibilidad hereditaria, como su nombre lo indica, genera una piel sensible desde el nacimiento; muchas veces quienes padecen este tipo de sensibilidad padecen de enfermedades como la dermatitis o piel atópica. Suele presentarse en cutis claros y reaccionan de forma desfavorable ante cualquier cambio brusco de temperatura o a las comidas picantes; este tipo de pie tiene tendencia a la cuperosis.

Por último, tenemos la sensibilidad idiomática, es el tipo más común en las mujeres; éstas sienten que su piel se irrita con facilidad aunque ésta no sea sensible.

Las pieles sensibles no son muy afines al contacto con el agua, con lo cual su limpieza debe efectuarse de forma no agresiva, cuidando los productos que usaremos libres de alcohol, ni ácidos derivados de las frutas, lo mejor és usar un jabón emoliente, natural, sin colorantes y sin aroma, jabones antiinflamatorios o descongestivos, según el grado de sensibilidad de la piel, hay que evitar las exfoliaciones agresivas a base de granitos, igual que las esponjas para la ducha, usaríamos las más suaves o naturales que al frotarlas con la piel no la agredan ni rasquen.
La piel sensible suele reaccionar de forma no deseada a los cambios buscos de temperatura por lo que és necesario evitar los lugares demasiado calientes y húmedos, lugares como los baños de vapor o saunas, los cambios de temperatura suelen romper los vasos capilares causando un enrojecimiento de la piel. La peor época del año para este tipo de pieles és el invierno, hay que cuidar mucho más este tipo de pieles por el frío, una hidratación diaria és necesaria, podemos usar una crema hidratante y protectora, en nuestra farmacia nos aconsejarán según el grado de deshidratación que tengamos. Las cremas a base de urea son ideales para pieles con tendencia a la deshidratación, para mí son las más recomendadas para usar todo el invierno. También tenemos que cuidar los cosméticos o maquillajes que vayamos a usar durante todo el año, hay marcas de reconocido nombre y muy conocidas que encontraremos en cualquier perfumería o grandes superficies, para cuidar de nuestras pieles delicadas sin tener que renunciar a maquillarnos a diario, igual que los limpiadores libres de jabón y tónicos tenemos que procurar que sean suaves y no agresivos, buscaremos productos hipoalergénicos.
No tenemos que olvidar que és fundamental cuidar de nuestra alimentación, para tener una piel saludable y más si tenemos la piel sensible, evitar el alcohol y el tabaco és una medida a tener en cuenta.
No olvidemos que la piel és el órgano más mayor del cuerpo humano,  ocupa aproximadamente 2 , actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, al tiempo que actúa como sistema de comunicación con el entorno.
Por ello no hay que olvidarse de los cuidados y los mimos que nuestra piel necesita a diario.

                                                

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